Saturday, November 24, 2007

El ojo del huracán

Dicen que en el ojo de un huracán se vive una extraña calma. A pesar de que los vientos de más de cien kilómetros por hora estén arrasando lo que hay alrededor allí no ocurre nada.

Hoy, al levantarme de la cama y leer la edición digital de la prensa nacional me ha dado la sensación de que en la noche de ayer yo viví en uno de estos ojos.

En el tiempo que pasó desde que salí del Teatro Gayarre de ver Don Juan Tenorio hasta que cogí la última villavesa grupos de jóvenes se dedicaron a destrozar cuanto encontraban a su paso. Mientras tomaba varias (demasiadas) pintas de Guinness, menores de edad reventaban las lunas de algunas sucursales bancarias. Cuando apuraba mi segundo cubata en un bar de la Calle San Gregorio jóvenes encapuchados lanzaban cócteles molotov a agentes de la Policía Nacional y cruzaban contenedores de basura prendiéndoles fuego. Y yo tan feliz, cantando "Maradó, Maradó" con mis amigos.

Después decidimos apurar nuestra noche en un local de la Plaza del Castillo y mientras charlábamos, bailábamos y hacíamos el chorra en general las Fuerzas de Orden Público al otro lado de la pared, en la calle Estafeta, detenían a 10 personas que les lanzaban material de construcción y piedras. Finalmente, cuando la trifulca subió de categoría según publican hoy los medios yo me montaba en el autobús rumbo a Burlada sin ver nada extraño. Tan feliz como había salido de casa y sin enterarme de nada.

Más le habría valido a alguno haber quedado con sus amigos en lugar de ponerse a romper lo que es de todos. Porque luego querrán sacar dinero y les joderá ir hasta "casacristo".


Jau, a las 18:25 horas del sábado, 24 de noviembre de 2007.
Escuchando "Luna di lana" de Valeria Rossi.

Tuesday, November 13, 2007

Que se calle y que se vaya

Eraso, ¿por qué no te callas?

En el tema anterior, Eras, uno de mis compañeros de borrachera del pasado sábado me proponía algo de Chávez. Y allá voy.

Hugo Chávez es un señor al que, hasta hace poco, yo le reía las gracias. "Mr. Danger", "Mr. Donkey" y todas esas paridas de su programa televisivo "Aló, presidente". El grado de descojono alcanzó su cénit cuando dijo, en la sede de la Organización de las Naciones Unidas en New York, aquello de "Ayer estuvo aquí el diablo, ..., todavía huele a azufre" en referencia a George W. Bush.

Pero ha dejado de hacerme gracia. Mientras en Santiago de Chile despotricaba contra Aznar en Caracas su matones quitaban la vida a dos universitarios que protestaban contra su proyecto de Constitución dentro de la Universidad Central de Venezuela. Mientras, en medio de un show mediático, hacía que hablaba por el móvil con Fidel Castro, miembros de su partido, el Partido Socialista Unido de Venezuela, eran expulsados por discrepar con él.

Este tipo, un golpista como la copa de un pino tras su intento de 1992, ha engañado a miles de personas. A mi me cayó simpático en otro tiempo por su propuesta socialista, su trabajo por los pobres y su rechazo al imperialismo estadounidense. Pero creo que ya no engaña a nadie. Ha conseguido polarizar su país entre chavistas y antichavistas, germen de la disgregación social y el odio y no ha conseguido despolarizar la brecha entre ricos y pobres. Ricos que se bañan en petróleo y pobres que no tienen agua corriente para ducharse.

El 2 de diciembre el pueblo venezolano tiene una nueva oportunidad para pedir al señor Chávez que se calle. Para que los venezolanos puedan importar libremente coches o whiskey, para que se impida el apoltronamiento en el Palacio de Miraflores, ...

Y ahora el que me callo soy yo.


Jau, a las 11:40 horas del martes, 13 de noviembred e 2007.